La carne en su punto. La salsa con la consistencia perfecta. Las verduras cocidas de manera inigualable. La cara del jurado.
- La receta habrÃa sido perfecta; sin embargo, creo que debió haberle faltado un ingrediente... - fueron las palabras que le permità decirme al jurado, antes de seguirlo a su casa después del concurso, tirármele encima mientras buscaba las llaves de su casa en sus bolsillos, cortarle la yugular, meterlo en mi carro, destazarlo en casa, justo luego de soportar en televisión nacional sus modos de tragar mi deliciosa comida, sus caras y gestos exagerados, sus miradas despectivas y sus mÃseras anotaciones... todo lo que recuerdo haberle visto hacerme en los instantes en que terminaba de engullir los trozos finamente picados de un juez de otro concurso similar que también se habÃa negado a reconocer la genialidad de mis creaciones culinarias...