Mi mundo no es igual al de los adultos, pero llegará a ser similar: ignorado por mis padres, sus gritos; incluso en medio de sus peleas, mis hermanos siguen jugando play y cualquier videojuego en lÃnea que los entretenga: no importa, ya se saben el número de la tarjeta de papá.
En el mundo de los adultos existen actitudes incomprensibles: papá le dice a mamá que quiere divorciarse; mamá grita que está harta y papá ni la vuelve a ver, aunque tiene sus gritos metidos en el oÃdo al igual que yo.