"... Por motivos demasiado preocupantes, hemos decidido no renovar su contrato... Atentamente, Junta Directiva"... Julio Soto, quien fuera un fiel empleado por más de veinte años, habÃa intentado borrar de su cabeza las últimas palabras de su anterior jefe; las entrevistas en los meses ulteriores fueron un fracaso: "cualquier cosa, en cuanto tomemos una decisión nos estaremos comunicando con usted". Todo terminaba ahÃ.
Sin una oferta de trabajo, sin tener idea de cómo pagar sus deudas de múltiples bienes y tiliches inútiles adquiridos a crédito, Julio Soto emprendió el camino hacia el antiguo trabajo que lo habÃa desechado por "motivos" que él nunca supo de boca de su viejo empleador; Julio iba con el revólver cargado, guardado en la bolsa del pantalón, por si tenÃa que agradecerle al anterior jefe…