Todos estaban en silencio, a pesar del llanto habitual que suele haber frente a escenas como esta, al contemplar en el lecho de muerte a alguien querido. Roy estaba convencido de que este serÃa su final y se encontraba satisfecho. Ya habÃa terminado todo: el último aliento, el soplo final, el suspiro que lo dejarÃa en el recuerdo nada más. Por fin habÃa terminado todo. O al menos eso creÃa Roy, ya que su visión continuó en un camino hacia una luz (lo habitual en situaciones como la suya, aparentemente). Una voz le hablaba de continuar avanzando: lo esperaba la vida eterna. Roy se negó a caminar y exigió que lo dejaran ahà o que me le permitieran terminar con su existencia, ya que él tenÃa la certeza de que la muerte debÃa ser el final. La misteriosa voz le preguntó por qué se negaba a la vida eterna, a lo que Roy sencillamente respondió: "Es muy simple: cualquier cosa que es eterna tarde o temprano termina convirtiéndose en un infierno"...